El gobierno kirchnerista fue desplegando a lo largo de estos años una serie argumentos para fundamentar el pago de la deuda externa como un gran acto patriótico y en defensa del desarrollo nacional. “Las deudas hay que honrarlas”, insiste una y otra vez Cristina Kirchner y sostiene que “queremos pagar el 100%”. Esta política de “pagadores seriales” es apoyada por la mayoría de los dirigentes opositores alineados con otros sectores dominantes.
¿Estafa legítima?
El kirchnerismo asumió en 2003 luego de la crisis y la rebelión popular del 2001. El default parcial de la deuda externa a fines de 2001 fue en su momento una de las causas que apuntaló la reactivación económica. Precisamente en ese momento estaba planteada la posibilidad de tomar la investigación y el fallo del juez Ballesteros que demostró la ilegalidad de la deuda.
El gobierno de Kirchner tuvo en sus manos esa opción. Pero aún así decidió desestimarlo y “honrar las deudas”. Argumenta que la deuda “ya había sido legitimada por los gobiernos anteriores”. Pero ningún acto lícito puede estar basado en un ilícito. No se trata de deudas distintas (deuda vieja y deuda nueva a partir del plan Brady y las sucesivas renegociaciones) sino del permanente refinanciamiento de una deuda viciada de nulidad desde su origen. La estafa sigue siendo estafa, aunque se refinancie en cuotas.
Con Fondo pero sin fondo
Tras convalidar la estafa sostuvieron la política de pagar para “desendeudarnos” y “ganar soberanía”. Sin embargo, según el propio gobierno, “Argentina pagó más de US$190.000 millones entre capital e intereses desde 2003 a la fecha” (Presidencia de la Nación 11/7/14). Pero la deuda externa y pública aumentó de US$191.000 millones en 2004 a los US$240.000 millones estimados actualmente.
Inversiones ¿para quién?
Según la ilusión neodesarrollista, “si no pagamos no llegan inversiones a la argentina”, “se paraliza la economía y se pierden fuentes de trabajo”.
Sin embargo, ese monto de US$191.000 millones desembolsado para pagar deuda supera holgadamente el monto neto de Inversiones Extranjeras Directas (IED) en Argentina en igual período (2003 – 2013), que suman US$76.559 millones (según cifras del Banco Mundial).
A esto debemos sumar (¿o restar?) que esta política de “atraer inversiones” profundiza la extranjerización de la economía, la explotación monopolista y el saqueo imperialista a través de la remesa al extranjero de las ganancias de esos monopolios, que entre 2003 y 2012 se llevaron alrededor de US$55.000 millones.
Pero además, en la década K, no sólo se fueron miles de millones en pago de la deuda y en remesas, sino que se profundizó la sojización y una economía agro-minera exportadora. De este modo se importan –por ejemplo- vagones de trenes de China, que podrían fabricarse en el país.
En abril de este año inauguraron las formaciones nuevas de la línea San Martín y afirmaron que el proyecto completo es renovar todas las líneas del área metropolitana, con una inversión de más de US$1.630 millones (en material importado). Según las estimaciones que en su momento realizó Tren Para Todos, con una inversión de US$3.100 millones se podría reconstruir la red ferroviaria en todo el país, proyectando 18.000km de vías reconstruidas a nuevo: 7.000km de vías para trenes de pasajeros y de carga y 11.000km más sólo para trenes de carga; 300 locomotoras, 900 coches de pasajeros y 15.000 vagones para carga, reimpulsando la industria nacional. Para tomar como ejemplo, sólo en 2013 la Balanza Comercial con China (exportaciones menos importaciones) tuvo un déficit de u$s 5.803 millones.
En resumen: Se paga una deuda ilegítima y fraudulenta para seguir tomando deuda, para promover una mayor penetración imperialista en la economía nacional, para garantizar la fuga al extranjero de las ganancias monopolistas y para la importación de bienes que podrían producirse en el país desarrollando la industria nacional. Como se ve, pagar la deuda no es un acto de patriotismo.
“¿Cuánto te debo?”
El 13 de julio de 2003 el fallo del juez Ballesteros llegó, entre otras, a la siguiente conclusión: “inexistentes resultaban los registros contables de la deuda externa”. No había registros oficiales sobre la deuda contraída durante la dictadura militar.
En 1992 la Argentina no tenía la menor idea de cuál era en realidad el monto global de la deuda. Las obligaciones externas se pagaban ante la simple presentación de avisos de vencimiento, sin requerir a los acreedores que exhibieran los instrumentos que hacían a la legitimidad de las deudas reclamadas.
A los efectos de “solucionar” ese problema Domingo Cavallo recurrió al comité de bancos estaba integrado por el Bank of América, Bank of Tokio, Chase Manhattan Bank, Chemical Banking Corporation, Credit Lyonnais, Credit Suisse, Dresdner Bank, Lloyds Bank, Marine Midland Bank, Morgan Guaranty Trust, Royal Bank of Canada y Sanwa Bank, liderados por el Citibank., para que establezca los montos adeudados, los intereses que debían pagarse y la forma de realizar los acuerdos de conciliación.